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Roy Zuñiga Paredes

Redactor

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Medios

ENTREVISTA : Dr. César Mejía Chiang

“El sensacionalismo no fomenta la reflexión en los lectores”

Doctor en periodismo por la Universidad CEU San Pablo, de Madrid, licenciado en ciencias de la comunicación y magister en periodismo por la Universidad San Martín de Porres, César Mejía Chiang es el autor de libro: “Cultura popular limeña y prensa chicha”, una investigación que va más allá de la superficialidad con que se habla de este fenómeno social.

El Dr. César Mejía Chiang en su oficina de la USMP.

“¿El Doctor César Mejía?”. “Está en el área de periodismo del Instituto de Investigación. Suba al segundo piso”, responde el vigilante. Oscurece y afuera se oye el tráfico infernal de los choferes que pugnan por llegar a sus hogares. Veo que el entrevistado lee algunos informes. A través de la ventana de su despacho se divisaba perfectamente el edificio de enfrente: la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad San Martín de Porres. Tiene poco que ver con el tema de nuestra conversación: la proliferación y el creciente auge de los diarios sensacionalistas, que forman parte del perfil de la Lima contemporánea. Parece difícil de creer que a una persona tan organizada le interese la prensa chicha, pero el Dr. Mejía Chiang no solo fue capaz de estudiar ese fenómeno sino que pudo también rescatar los valores que el público capitalino ha encontrado en los tabloides. Mejía empieza con algunas precisiones conceptuales para esclarecer a qué se llama prensa popular en el argot periodístico internacional:

 

-¿Cuál es la diferencia entre prensa chicha, sensacionalista y amarillista?

 

-Existe una evidente confusión entre los términos: amarillismo, prensa chicha y sensacionalismo. El amarillismo fue una etapa histórica. Esa denominación apareció en los Estados Unidos, a inicios del siglo XX. Hace referencia a un tipo de prensa ligado al fenómeno de los muckrakers (literalmente: los que escarban en la basura). Así se llamó a los reporteros de investigación que descubrieron los crímenes de importantes figuras políticas norteamericanas. Digamos que la agenda informativa de esos medios se basaba en lo que ahora conocemos como hechos policiales o delincuenciales. La alusión al color se debe a los comics de misterio de la época, que utilizaban páginas amarillas en su diseño. Esa rúbrica quedó como la característica para todo el género y se mantiene hasta ahora. El sensacionalismo, en cambio, ha sido adoptado por varias publicaciones periodísticas, cuya agenda, lamentablemente, se ha abocado a la desinformación o a la explotación de los aspectos morbosos de la noticia. Entre los temas preferidos del sensacionalismo se encuentran: los casos de desastre, las actividades de la farándula o todo lo que en cierta medida tiende a banalizar la agenda política o social del país.

 

Las publicaciones de este tipo convierten los hechos en espectáculo, caricaturizan todos los elementos, los personajes y de esa manera hacen entretenido y de fácil consumo sus diarios. Este tipo de presentación mediática está muy difundida en nuestro país y no fomenta la reflexión en los lectores. Por otro lado, al hablar de prensa chicha estamos aludiendo a la manera cómo ese sensacionalismo se ha nutrido de ciertos aspectos de la denominada cultura chicha: básicamente, una manera de reconfiguración del rostro de esta Lima más cono-urbana que metropolitana. Más allá de las clasificaciones, estamos frente a un fenómeno periodístico sensacionalista, que aprovecha ciertas peculiaridades y rasgos de la denominada cultura chicha; se las apropia –sea en el lenguaje, en la presentación gráfica de sus portadas o en sus titulares–   para llegar con más efectividad a su público objetivo.

 

-¿Qué nos puedes decir acerca de las culturas híbridas en el Perú?

 

-Ese tema lo rescaté de unas investigaciones que (Néstor) García Canclini había profundizado décadas atrás, cuando hablaba de la cultura de la frontera, de las inmigraciones que había sufrido Estados Unidos y el sincretismo cultural. Latinoamérica engloba un sincretismo cultural muy rico, hermanado por la lengua. El Perú nace precisamente de esa mixtura de tendencias culturales: pre-hispánicas, occidentales y cristianas. En Lima Metropolitana, algunos críticos pesimistas hablaban de un archipiélago cultural, conformado por grupos, que viven juntos pero no revueltos. Yo creo que a través de los medios de comunicación, de la difusión de la riqueza gastronómica, y la marca país, hay un gradual reconocimiento del Perú y de sus raíces. El peruano ha dejado de avergonzarse o de negar algunos aspectos de la peruanidad. Ahora se trata de tener en cuenta todas las raíces que conforman el Perú. Recién en esta década está emergiendo un reconocimiento de la multiculturalidad de nuestro país.

 

-¿Es la prensa chicha un sub-producto de las migraciones?

 

-No necesariamente. El formato de la prensa chicha rescata lo que generalmente el amarillismo ya había hecho hace mucho tiempo atrás: la crónica roja de los hechos policiales, la farándula, y una visión panorámica de la realidad. Su estilo es muy simplificado, basado en una interpretación lúdica y caricaturesca de toda la problemática político-social del país. Al mismo tiempo, ese tipo de prensa ha absorbido algunos aspectos de la cultura chicha: los colores que utilizaba en las portadas, la replana, la jerga popular que se utiliza en Lima.

 

-¿Cómo ve el tema de la estética y el diseño gráfico en los tabloides?

 

-Este tipo de publicaciones, sobre todo Ajá y El Popular en la década pasada, habían asimilado mucho de los colores que figuraban en los afiches de recitales y conciertos chicha del momento, en las zonas cono-urbanas: Lima Este, Norte, etc. Ahora han moderado esa paleta de colores. Por ejemplo, Trome utiliza fondos blancos, ya no tanto los fucsias, o los colores llamativos. En titulares, el lenguaje replanezco es recurrente y utiliza giros coloquiales, su vocabulario suele renovarse constantemente y eso es asimilado en sus portadas.

 

-¿Por qué será que en el Perú han proliferado un gran número de tabloides de ese tipo?

 

-La circulación de los tabloides no es solamente un fenómeno peruano. Se da a nivel mundial. Incluso en los Estados Unidos, los tabloides son muy requeridos en cierta medida. Y si bien España, por ejemplo, no posee este tipo de publicaciones, sí tiene tabloides deportivos que utilizan un tipo de lenguaje muy llamativo, informal y “gamberro”. En el Perú, Trome es un diario que ya tiene varios años. Se basó en un formato, que primero analizó el éxito de los tabloides “chicha” de la década de los noventa, tomó en consideración ciertos rasgos, pero siguió empleando los fondos blancos, le dio un poco más de respiro a la portada y obviamente lo que sí asimiló fue la línea del entretenimiento, la farándula. Esa ha sido la clave de su éxito. La contraportada donde expone a las modelos es una especie de complemento a los titulares llamativos que coloca en sus primeras páginas. Evidentemente, su lectoría ha aumentado debido a su bajo precio, a cierta visión distendida de la realidad, a la simplificación y banalización de la problemática político-social, y a sus campañas promocionales. Los sorteos y fascículos coleccionables no han sido muy regulares, pero han incidido en algunos periodos. Todos esos elementos hacen que Trome sea un diario muy entretenido y eso convence a ciertos lectores para consumirlo.

 

 

-¿Cómo describiría al lector de Trome?

 

-El perfil del lector de Trome no necesariamente pertenece al nivel socioeconómico C o D, como se piensa usualmente. Trome tiene varios tipos de lectores, su perfil se amplía a otros sectores. La posición que ocupa en el mercado nacional se debe a las temáticas que aborda. No solo explora los tópicos antes comentados, sino que también rastrea lo que el público observa en la televisión: hace un seguimiento a las telenovelas más sintonizadas en nuestro medio, a los programas concurso y eso ayuda a que sea muy popular. Pero eso no significa que sea una copia fiel de la realidad diversa, expansiva y rica que reúne Lima. La descripción del lector de Trome es una pregunta difícil de responder, no me atrevería a dar una respuesta concluyente al respecto. En todo caso, la respuesta tendría que ser avalada por un estudio de mercado. Existe el prejuicio que solo las personas con escasa formación cultural busca este tipo de lectura, pero en realidad muchos se sorprenderían del verdadero perfil de los lectores de Trome.

 

-Sí los diarios chicha venden cada vez más ¿Cree que llegará el fin de la prensa tradicional?

 

-Eso se dice desde hace varios años. Sin embargo los diarios informativos-interpretativos, o los tradicionales, como se les suele conocer, siguen teniendo una lectoría considerable. El mismo modelo de consumo se puede observar en los medios web. En el entorno digital, los cibernautas exigen información seria y profunda. A través del formato del hipertexto hacen una lectura selectiva, valiéndose de los enlaces. En los formatos impresos la lectura es lineal, no te permite saltar de un enlace a otro, de ahí que los lectores vean la necesidad de adquirir un diario serio. En estos momentos ha habido una evolución. La prensa chicha mantiene solo los aspectos externos. Me parece que esos medios ahora se abocan a realizar una reinterpretación, más concienzuda de la realidad. Soy optimista al respecto, creo que a mediano o largo plazo, la mayoría de medios va a buscar una profundización de la noticia. Los lectores cibernautas exigen más, buscan un mayor contraste de la información. La prensa popular es la que debería preocuparse y adaptarse a las exigencias. No es aconsejable que se queden encasillados a esos formatos. Quizás no lo veamos ahora, pero sí más adelante. Porque tendrán que competir contra: la prensa gratuita, una creciente y latente prensa local-regional y obviamente, con la prensa interpretativa-informativa.

 

-¿Encuentra alguna contribución a la cultura popular en esos mensajes de sangre, chisme y desnudez?

 

-En la década del noventa, cuando surgió este tipo de periodismo. La cobertura de hechos luctuosos que se hacía en estos diarios daba a conocer cierto cariz de la sociedad limeña, que el resto de diarios no se molestaban en explorar. Ahora, no solo los diarios serios, sino también los principales telediarios matutinos y vespertinos ofrecen una gran agenda donde colocan: accidentes de tránsito, asesinatos, robos. La mayoría de los medios se abocan a este tipo de tópicos que predominan en la agenda. Presenciamos el contraste entre lo que debería ser y no es: los medios deberían brindar el servicio social de informar con veracidad; eso ayuda a los lectores a tener un conocimiento más serio y responsable del entorno en el cual viven, pero, no hay que olvidar, que paradójicamente, son precisamente los lectores los que eligen los medios que van a consultar. Entonces los medios tienen la libertad de elegir, qué camino tomar: el correcto, sacrificado, que exige tiempo, dedicación e investigación o el camino fácil mercantilista y lúdico. Veremos que más adelante la sociedad los juzgará.

Algunos de los tabloides más preferidos por el público peruano

-¿Siente que el público se va a cansar de tanta palabrería sin argumentos serios?

 

-Considero, que la penetración gradual que tienen los medios electrónicos va a ayudar a formar lectores jóvenes, con una pauta de lectura más exigente. Sus criterios van a demandar textos y contenidos más complejos, menos lineales, que les ayuden a comprender esta vorágine informativa que crece vertiginosamente.

 

-¿Qué opina del acercamiento de la academia a la prensa popular?

 

-Hay muchos académicos que han abordado el tema de la prensa sensacionalista. La mayoría de investigaciones la han criticado enumerando, con justa razón, sus excesos y debilidades de composición. Hay también otros estudios que han buscado encontrar el origen de esas publicaciones. ¿A qué responden?¿Por qué aparecen? ¿Por qué se han consolidado en el mercado editorial? La labor que tenemos los académicos es: comprender a los medios, analizar los mensajes mediáticos y al menos determinar la utilidad que tienen para el público. Ahora se habla de un periodismo cívico o de servicio, que ofrece un contenido más cercano a la cotidianeidad del lector, que le brinda noticias útiles. Esa es la tendencia actual y en los siguientes años, observaremos mejor cómo va evolucionando el periodismo y de qué manera va a ser útil a la sociedad.

 

-¿Puede comparar la prensa chicha con otras plataformas como la radio y televisión?

 

-Claro, en la televisión hubo un programa bandera, que incluso generaba noticias para los tabloides. Me estoy refiriendo al programa de Magaly Medina. Sin embargo desde su retiro de la televisión han surgido más programas de ese mismo corte, en horarios familiares, cerca al medio día, por la tarde y en diferentes canales de señal abierta. Por las noches predominan los realities que exploran: los idilios, los líos amorosos, las cuitas, las rencillas de jóvenes adolescentes, que compiten en juegos estrambóticos. Aparte de estos, el legado de la prensa chicha se observa en los programas cómicos sabatinos, del canal 2, 4, y 5. Ese formato se ha desplegado en diferentes soportes: el audiovisual, en la radio hay programas donde se hacen parodias, se emplea un lenguaje informal y no solo humor político, sino también los magazines que combinan música, tertulia y entrevistas, que tienen un target más juvenil. Todos ellos comparten esas tendencias, que la prensa chicha consolidó en su época.

 

-¿Cree que hay alguna relación o influencia en el estilo de esos programas? ¿Cuál sería el objetivo de todo esto?

 

-La clave es la función lúdica. Buscan la manera de entretener a las audiencias. Son programas que reúnen una agenda orientada al entretenimiento. Su objetivo es crear un espacio de solaz para el oyente, televidente o lector. Es una característica que comparten estos programas y que los hermana con la prensa chicha: la farándula y sus protagonistas son elementos que esos diarios difunden diariamente.

 

-¿Se puede decir que es “circo para el pueblo”?

 

-Como decía Juvenal: “pan y circo”. Podría ser cierto si predominara ese formato, y no existieran otros espacios informativos. Pero no es el caso, en el Perú tenemos programas que desarrollan investigaciones. La programación televisiva dominical de la noche por ejemplo. Y de manera global, otros contextos mediáticos presentan ese mismo cuadro, conjugan medios abocados a la investigación e interpretación de los hechos de manera profesional, con espacios de entretenimiento. Tampoco hay que ser apocalípticos y decir que los medios están lavando el cerebro a las personas. El consumidor mediático es selectivo, no es tan ingenuo y sabe lo que quiere ver. Por ejemplo, si uno regresa del trabajo cansado y harto conocedor de la problemática político-social, lo que quiere es distensión. Entonces busca ese tipo de programación, no porque sea ignorante sino porque simplemente desea relajarse. Simplemente son preferencias momentáneas. Lo importante es que en nuestro medio existe esa conjugación de diferentes posibilidades. El periodismo de investigación es necesario y hay buenos ejemplos en impresos e internet.

“Considero, que la penetración gradual que tienen los medios electrónicos va a ayudar a formar lectores jóvenes, con una pauta de lectura más exigente”

 

-Una reflexión final a los futuros periodistas:

 

-No debemos dar la espalda a las nuevas tendencias. Los jóvenes estudiantes de periodismo deben entrar de lleno en el mundo digital. Eso conlleva prepararse para gestionar una multiplataforma. El periodista de hoy debe convertirse en un productor dinámico de contenidos, no solo escritos, sino también radiofónicos, televisivos, gestor del poder de las redes sociales, y otros dispositivos digitales. Y es importante considerar lo mismo en la labor diaria del reportero. Esta década que comenzamos va albergar muchas sorpresas e innovaciones en el campo del periodismo. Pero hay que evitar sentirse eufóricos y creer que la tecnología lo va a resolver todo. ¿De qué sirve una tecnología de punta si los contenidos van a ser pobres, y se va a desinformar o engañar al público? Los jóvenes deben ser muy receptivos, tener consolidada su formación deontológica y ética. De esta manera sus criterios profesionales ayudarán al periodista a abordar las noticias de la mejor manera, sin necesidad de recurrir al morbo, o a la violación de la intimidad de las personas. Brindar la mejor cobertura de la información es lo más importante.

“Esta década que comenzamos va albergar muchas sorpresas e innovaciones en el campo del periodismo. Pero hay que evitar sentirse eufóricos y creer que la tecnología lo va a resolver todo”.

 

 

César Mejía Chiang.

  • Doctor en periodismo por la Universidad CEU San Pablo, de Madrid.

  • Licenciado en ciencias de la comunicación por la Universidad San Martín de Porres.

  • Magister en periodismo por la USMP.

  • Dictó cursos de historia y seminarios de tesis en la USMP.

  • Actualmente es el coordinador del Instituto de Investigación de la Escuela de Ciencias de la Comunicación de la USMP, en el área de periodismo.

 

  • “Devenir de los géneros interpretativos en la prensa generalista. Estudio de las secciones Internacional y Política del diario El País”.  (Madrid. Fragua. 2,010).

  • “Ensenada gris”. (Poemario, Lima. Ediciones 141. 2,010).

  • “Cultura popular limeña y prensa chicha”. (Lima. Mesa Redonda. 2011).

  • "Encrucijadas globales”. (Lima. Mesa Redonda. 2012).

 

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